Aunque una vez más la comunidad científica ha dejado claro esta semana que no estamos haciendo lo suficiente para limitar el calentamiento global al umbral crucial de los 1,5 grados centígrados, los hallazgos del último informe de los científicos de la ONU no son todo pesimismo.
Hemos analizado detenidamente el influyente informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, más allá de los titulares y Noticias ONU ha identificado ocho conclusiones positivas del documento, que esperamos ayuden a reducir los sentimientos de ansiedad que a todos nos genera la falta de decisión política para mitigar el calentamiento global.
Contenido
1. Los vehículos eléctricos están en auge
El uso de vehículos eléctricos se está acelerando en todo el mundo. El uso de electricidad baja en carbono está reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte terrestre.
Según el científico Sudarmanto Budy Nugroho, miembro del Panel, las inversiones en infraestructura de transporte activo, combinadas con el despliegue de micromovilidad eléctrica, por ejemplo, los patinetes y bicicletas eléctricos, pueden contribuir aún más a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Esto también puede hacer que la movilidad sea más accesible para todos, incluidas las poblaciones marginadas”, dijo el experto.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático destaca que el biocombustible sostenible puede ofrecer beneficios de mitigación adicionales en el transporte terrestre, a corto y mediano plazo.
Muchas estrategias de mitigación en el sector del transporte tendrán varios beneficios colaterales, que incluyen mejoras en la calidad del aire, beneficios para la salud, acceso equitativo a los servicios de transporte, reducción de la congestión y reducción de la demanda de materiales.
2. El costo de las tecnologías de bajas emisiones está bajando
Según el informe, los costos unitarios de varias tecnologías de bajas emisiones han caído continuamente desde 2010.
El costo de tecnologías clave como la energía solar, eólica y los vehículos eléctricos se ha reducido considerablemente. Esto nos puede ayudar a reducir mucho las emisiones. Existen opciones en todos los sectores para reducir las emisiones a la mitad, para 2030”, explica el autor Masahiro Sugiyama.
Para ser más exactos, de 2010 a 2019, los costos de la energía solar han disminuido un 85 %, la energía eólica un 55 % y las baterías de iones de litio un 85 %.
Los paquetes de políticas de innovación han permitido estas reducciones de costos y están respaldando su adopción a nivel mundial.
Los científicos argumentan que tanto las políticas integrales como las personalizadas que abordan los sistemas de innovación han ayudado a superar los impactos distributivos, ambientales y sociales potencialmente asociados con la difusión global de tecnologías de bajas emisiones.
3. Las Leyes de mitigación se están expandiendo
Los expertos del informe señalan con gran confianza que ha habido una expansión “consistente” de políticas y leyes que abordan la mitigación climática desde que publicaron su Quinto Informe de Evaluación en 2014.
“Esto ha llevado a evitar emisiones que de otro modo se habrían producido y a aumentar la inversión en tecnologías e infraestructuras bajas en carbono”, dice el informe.
Para 2020, más del 20% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero estaban cubiertas por impuestos al carbono o sistemas de comercio de emisiones, aunque la cobertura y los precios han sido insuficientes para lograr reducciones profundas.
Además, para 2020, había leyes climáticas “directas” enfocadas principalmente en reducciones en 56 países que cubren el 53% de las emisiones globales.
En muchos países, las políticas han mejorado la eficiencia energética, reducido las tasas de deforestación y acelerado el despliegue de tecnología, lo que ha llevado a evitar, y en algunos casos reducir o eliminar, las emisiones.
Sin embargo, advierten, la cobertura de las políticas de emisiones y finanzas sigue siendo desigual en todos los sectores.
Los científicos también destacan como el Protocolo de Kioto, que en 1997 comprometió a los países y economías industrializados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ha llevado a reducir las emisiones en algunos países y ha sido fundamental en la creación de capacidad nacional e internacional para informar y contabilizar las emisiones.
Asimismo, el Acuerdo de París del 2015, con una participación casi universal, ha llevado al desarrollo de políticas y al establecimiento de objetivos a nivel nacional y subnacional, en particular en relación con la mitigación, así como una mayor transparencia de la acción y el apoyo climáticos.
“Si bien muchas de las políticas de descarbonización implementadas en todo el mundo han tenido un impacto positivo en la innovación, la tecnología, el despliegue y los resultados ambientales, en algunos casos también han tenido un impacto negativo a corto plazo en los grupos vulnerables, grupos de bajos ingresos y, en algunos casos, han favorecido, por ejemplo, a las grandes empresas frente a las pequeñas”, se lee en el informe.
“También hemos encontrado que esto es algo que se puede evitar diseñando políticas de manera diferente o poniendo en marcha políticas complementarias”, explica la experta Laura Díaz Anadón.
4. Todavía es posible cambiar las emisiones industriales
Los expertos dicen que las emisiones netas de carbono cero del sector industrial, aunque desafiantes a una escala significativa, todavía son posibles.
“La reducción de las emisiones de la industria implica una acción coordinada a lo largo de las cadenas de valor para promover todas las opciones de mitigación, incluida la gestión de la demanda, la eficiencia energética y de los materiales, los flujos circulares de materiales, así como las tecnologías de reducción y los cambios transformadores en los procesos de producción”, explica el informe.
Para avanzar hacia las cero emisiones netas, las industrias pueden aprovechar los nuevos procesos de producción utilizando las energías renovables, el hidrógeno verde, los biocombustibles y el control de la gestión del carbono.
5. Las ciudades presentan una gran oportunidad para la acción climática
El informe subraya que las áreas urbanas brindan oportunidades clave para la mitigación del cambio climático.
“Todas las ciudades pueden contribuir a un futuro de cero emisiones netas mediante la integración de sectores, estrategias e innovaciones, ya sean ciudades establecidas, en crecimiento o emergentes. La forma en que se siguen planificando las áreas urbanas, sus interacciones con el sistema energético y las demandas de materiales, determinan múltiples oportunidades con beneficios para las personas y el planeta”, explica el experto Siir Kilkis.
Algunas medidas urbanas efectivas incluyen más áreas transitables y una mayor penetración de energía renovable.
“Todo esto es posible mientras las ciudades mejoran la calidad del aire, aumentan las oportunidades laborales, amplían la infraestructura verde y azul urbana, y brindan otros beneficios colaterales para el desarrollo sostenible en todo el mundo, así como la adaptación climática”, agregan los autores del informe.
Los esfuerzos de mitigación en las ciudades deben concentrarse en:
- Reducir o cambiar el consumo de energía y materiales
- Electrificación ecológica
- Mejorar la absorción y el almacenamiento de carbono en el entorno urbano
Otro punto de actuación tiene que ver con el sector de la edificación. En algunos escenarios globales, se prevé que los edificios existentes, si se modernizan, y los edificios que aún no se construyen, se acerquen a las cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050, si los paquetes de políticas, que combinan medidas ambiciosas de suficiencia, eficiencia y energía renovable, se implementan de manera efectiva y se eliminan las barreras a la descarbonización.
“La acción de mitigación en el sector de la construcción genera beneficios para la salud a través de la mejora de la calidad del aire interior y el confort térmico, además de reducir el estrés financiero en todas las regiones del mundo. En general, la descarbonización del parque inmobiliario contribuye al bienestar humano”, destaca una de las autores del informe Yamina Saheb.
6. Se están desplegando medidas económicas
Estos molinos de viento en Rumania son parte de la “Estrategia Europa 2020”, un movimiento hacia una economía baja en carbono más ecológica y competitiva que hace un uso eficiente de los recursos y es resistente al riesgo climático.
El informe señala que muchos instrumentos regulatorios y económicos ya se han implementado con éxito.
“Estos instrumentos podrían apoyar reducciones profundas de emisiones y estimular la innovación si se ampliaran y aplicaran más ampliamente (…) Los paquetes para toda la economía, en consonancia con las circunstancias nacionales, pueden cumplir objetivos económicos a corto plazo al mismo tiempo que reducen las emisiones y modifican las vías de desarrollo hacia la sostenibilidad”, explican los autores.
Según los datos, los flujos financieros totales rastreados para la mitigación y adaptación climática aumentaron hasta un 60 % entre 2013-14 y 2019-20, pero el crecimiento promedio se ha desacelerado desde 2018.
Estos flujos financieros, que permanecieron fuertemente enfocados en la mitigación, son desiguales y se han desarrollado de manera heterogénea entre regiones y sectores.
Sin embargo, los autores señalan que los instrumentos económicos han sido efectivos en la reducción de emisiones, complementados con instrumentos normativos principalmente a nivel nacional y también subnacional y regional.
“Donde se implementaron, los instrumentos de fijación de precios del carbono han incentivado medidas de reducción de emisiones de bajo costo (…) Los impactos distributivos y de equidad de tales instrumentos de fijación de precios del carbono pueden abordarse mediante el uso de los ingresos de los impuestos al carbono o el comercio de emisiones para apoyar a los hogares de bajos ingresos, entre otros enfoques”, afirman.
Destacan con gran confianza que la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles reduciría las emisiones, mejoraría los ingresos públicos y el desempeño macroeconómico, y generaría otros beneficios ambientales y de desarrollo sostenible.
“Varios estudios proyectan que la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles reducirá las emisiones globales de CO2 en un 1-4 % y las emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 10% para 2030, según las regiones”, dice el informe.
7. A las personas les importa y están comprometidas
Los autores del informe reconocen en su evaluación que muchos ciudadanos de todo el mundo se preocupan por la naturaleza y la protección del medio ambiente y están motivados para participar en la lucha por el clima.
“Sin embargo, pueden enfrentar barreras para actuar, que pueden eliminarse mediante distintas medidas, por ejemplo, de la industria, las empresas y los gobiernos”, explica la científica Linda Steg.
Agrega que muchos gobiernos actualmente están luchando con la cuestión de si la gente realmente apoyará algunos cambios radicales.
“Este informe de evaluación muestra que la aceptabilidad pública es mayor cuando los costos y los beneficios se distribuyen de manera justa y cuando se han seguido procedimientos de decisión justos y transparentes”, destaca el experto.
8. La eliminación de CO2 ahora es esencial para alcanzar nuestros objetivos, pero es complicado…
El informe muestra que llegar a cero emisiones netas de gases de efecto invernadero requiere más que reducciones de emisiones e implica una opción llamada eliminación de dióxido de carbono (CDR).
“Se trata de eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera y almacenarlo en la tierra, en el subsuelo o en el océano”, explica el autor Masahiro Sugiyama.
Los impactos, riesgos y beneficios de la implementación de esta técnica para los ecosistemas, la biodiversidad y las personas serán muy variables según el método, el contexto específico del sitio, la implementación y la escala.
Sin embargo, la reforestación, la gestión forestal mejorada, el secuestro de carbono del suelo, la restauración de turberas y la gestión del carbono azul son ejemplos de métodos que pueden mejorar la biodiversidad y las funciones de los ecosistemas, el empleo y los medios de vida locales, según el contexto.
Del mismo modo, la fertilización de los océanos, si se implementa, podría conducir a la redistribución de nutrientes, la reestructuración de los ecosistemas, un mayor consumo de oxígeno y una reducción de la acidificación en aguas más profundas.
Además, de las reducciones de emisiones profundas, rápidas y sostenidas, la eliminación de dióxido de carbono puede cumplir tres funciones complementarias diferentes a nivel mundial o nacional:
- Reducir las emisiones netas de CO2 o de efecto invernadero a corto plazo
- Contrarrestar las emisiones residuales “difíciles de reducir” (p. ej., emisiones de la agricultura, la aviación, el transporte marítimo, los procesos industriales) para ayudar a alcanzar el cero neto a mediano plazo
- Lograr emisiones negativas netas de CO2 o GEI a largo plazo, si se despliega a niveles que superan las emisiones residuales anuales
“Las opciones de mitigación basadas en la tierra bien diseñadas para eliminar el carbono también pueden beneficiar la biodiversidad y los ecosistemas, ayudarnos a adaptarnos al cambio climático, asegurar los medios de vida y mejorar la seguridad alimentaria y del agua. Las opciones incluyen proteger y restaurar ecosistemas naturales como bosques, turberas, humedales, sabanas y pastizales”, destaca Mercedes Bustamante, otra de las autores del informe.
Por supuesto, queda mucho más por hacer
A menos que los gobiernos de todo el mundo reevalúen sus políticas energéticas, el progreso logrado no será suficiente para mantener nuestro planeta fuera de peligro. El Secretario General de la ONU lo describe en un mensaje de video.
Fuente: ONU