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Reclamar Tarjetas revolving: una manzana envenenada cuyas consecuencias pueden hacernos vivir una auténtica pesadilla

Reclamar Tarjetas revolving

Las tarjetas revolving son una ayuda económica que parece muy fácil de usar. El hecho de que permita aplazar los pagos a final de mes hace que muchas personas recurran a ellas en períodos de crisis, en los que el paro acecha con más fuerza y no todo el mundo puede permitirse llegar a fin de mes. Incluso para pagar compras ocasionales o hacer frente al mantenimiento del coche o el pago de los estudios. Sin embargo, su letra pequeña acaba resultando demasiado grande y sus desorbitados intereses sumergen al consumidor en una espiral de deudas que es una auténtica pesadilla.

Tarjetas revolving: qué son

Las tarjetas de crédito permiten gastar el dinero que necesites en cualquier momento por mucho que no dispongas de efectivo, embolsando al banco la cantidad prestada para realizar dicho pago después. Estas presentan un límite de gasto que puede venir establecido por contrato o por el propio consumidor.

Dentro de las tarjetas de crédito, además de las de débito y prepago, existen otras cuyas características no son muy conocidas y que atraen rápidamente al consumidor por sus aparentes facilidades de uso. Se trata de las tarjetas revolving, que también permiten pagar en el momento aunque no se disponga de dinero suficiente saldando cuentas con el banco a final de mes. Sin embargo, en este caso, las revolving permiten fraccionar y aplazar los pagos en varias cuotas.

¿Hay gato encerrado? 

A pesar de su aparente comodidad, cuando se usa una tarjeta revolving hay que ser muy consciente de que, al pagar, se establece una deuda con el banco. Si el consumidor abona el pago de una sola vez, no suele haber problemas. La trampa se encuentra en la devolución en plazos: los intereses que establecen las entidades de crédito, aunque al principio sean imperceptibles, son tan desorbitados que llevan al consumidor a pagar la deuda durante años. 

Este tipo de tarjetas suelen presentar unas TAEs superiores al 24%. Esto hace que, aunque el consumidor ya haya pagado por el dinero inicial que solicitó, permanezca semanas, meses e incluso años pagando en concepto de intereses.

Muchos dirán que es imposible caer en semejante trampa. Sin embargo, la realidad no es tan sencilla. Por una parte, al contratar este tipo de tarjetas, los bancos suelen incurrir en falta de transparencia, ocultando gastos y comisiones importantes en el contrato o escribiendo el documento a firmar en letra tan pequeña que resulta ilegible e imposible de comprender.

Por otra, muchos, aunque no lo sepamos, podemos tener una tarjeta revolving en nuestra cartera: no solo bancos como Wizink, Caixabank, Bankinter o BBVA comercializan estas ayudas, sino que establecimientos comerciales como Alcampo, Carrefour, Zara o Cepsa las ofrecen para “facilitar” las compras.

¿Cómo dejar de pagar una deuda que ya debería estar amortizada?

Aunque el consumidor se exponga a las estrategias desleales de entidades de crédito y establecimientos, la justicia respalda a aquellas personas que se han visto envueltas en la trampa de las tarjetas revolving. Concretamente, desde que el pasado mes de marzo el Tribunal Supremo condenara a Wizink por un crédito usuario con una TAE del 27%, los afectados han visto esperanza en la resolución de sus casos y la justicia ha fallado a su favor tras demandar por su tarjeta revolving.

Pero, ¿cómo se consigue que un juez examine tu caso, declare nulo el contrato y sentencie a la entidad a devolverte el dinero que te corresponde? La mejor opción es reclamar las tarjetas revolving, para lo cual es conveniente ponerse en manos de abogados especializados en este tipo de casos.

Una reclamación es un proceso largo, que puede prolongarse en el tiempo durante años, y requiere de un gran conocimiento de derecho para enfrentarse a las entidades y salir victorioso. Por eso, lo mejor es contactar con especialistas como Reclama Por Mí que no solo sean capaces de asesorarte y hacerte ver lo que ha ocurrido con claridad, sino de exponer los hechos de manera que recuperes lo que es tuyo. Cada vez son más  las reclamaciones por tarjetas revolving y los juzgados que dan la razón a los consumidores.

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