El colapso provocado por la pandemia de Covid-19, derivada del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, ha eclipsado los problemas de salud tradicionales, como el tabaquismo. La epidemia de tabaquismo mata en el mundo a más de ocho millones de personas cada año. Más de siete millones de esas muertes se deben al consumo directo del tabaco, mientras que aproximadamente 1,2 millones son fumadores pasivos. En España, el 22% de la población afirma fumar a diario, mientras el 2% es fumador ocasional, según la última encuesta del Ministerio de Sanidad. El tabaquismo se ha convertido en el caballo de batalla de los países occidentes desarrollados. Por este motivo, países como Francia y Reino Unido están apostando por el cigarrillo electrónico como herramienta para dejar de fumar. Podemos ver más sobre el caso del cigarrillo electrónico en Francia en el blog de Ivapeo, tienda online líder dentro del mundo del vapeo.
Cada año, el Servicio de Sanidad Pública francés pone en marcha la iniciativa ‘Mes sin tabaco’, que invita a los fumadores a suprimir por completo el hábito. Dejar de fumar durante un mes multiplica por cinco las posibilidades de dejarlo definitivamente, ya que, pasado ese periodo de tiempo, la dependencia se debilita y los síntomas de la carencia remiten. Por este motivo, Francia lanza campañas de información, acciones de comunicación en prensa, radio y televisión, concursos deportivos, grupos de autoayuda de ex fumadores, y hasta subvenciones de terapias de reemplazo de nicotina para concienciar a la población. En esta edición de 2020, las autoridades públicas del país vecino han incorporado el cigarrillo electrónico como parte de la estrategia para dejar de fumar.
La apuesta por el cigarrillo electrónico como tecnología para dejar de fumar que realizan las entidades públicas en Francia viene avalada por diferentes investigaciones científicas en los últimos años. Según los datos publicados por el Ministerio de Sanidad francés, más de 700.000 fumadores han abandonado el tabaco gracias a los dispositivos de vapeo. Al mismo tiempo, la Academia Nacional de Medicina de Francia también aconseja el uso de cigarrillos electrónicos como herramienta para reducir o detener el consumo de tabaco entre los fumadores. Esta estrategia en la lucha contra el tabaquismo se ha extendido a otros países como Reino Unido. Actualmente, la situación en UK es similar a la de las autoridades públicas francesas, ya que el Ministerio de Salud británico ha incluido los cigarrillos electrónicos en el Plan de Control del Tabaco.
El cigarrillo electrónico en España
Los cigarrillos electrónicos se han convertido en una alternativa popular a la nicotina en todos los países occidentales desarrollados. Los vapeadores ganaron popularidad en España tras la entrada en vigor de la Ley Antitabaco en 2006, y la posterior modificación en 2011. Más de una década después, la popularidad de los cigarrillos electrónicos ha aumentado significativamente en los últimos años, y cada vez son más los fumadores que cambian el tabaco por estos productos. Según los datos de la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), el número de consumidores de cigarrillos electrónicos se situó por encima de las 562.500 personas en 2018. Sin embargo, los expertos señalan que el Ministerio de Sanidad de España debería copiar las estrategias de países como Francia y Reino Unido e integrar a los cigarrillos electrónicos en la lucha contra el tabaquismo en nuestro país.
Cochrane, empresa que realiza revisiones sistemáticas de estudios de investigación para mejorar los conocimientos sanitarios y la toma de decisiones, ha señalado que los cigarrillos electrónicos son más eficaces que los chicles y los parches de nicotina para dejar de fumar durante al menos seis meses. Para llegar a esta conclusión, Cochrane ha consultado 50 estudios de 12.340 adultos fumadores que han utilizado cigarrillos electrónicos en diferentes países del mundo. A pesar de que el cigarrillo electrónico se ha convertido en la mejor herramienta para dejar de fumar, las autoridades españolas siguen optando por dificultar el consumo de estos productos. Una posición que contrasta con la mantenida por mantenida por Francia y Reino Unido, así como con el respaldo científico que cuenta el vapeo en la actualidad.
El principal problema es el desconocimiento general que existe sobre los cigarrillos electrónicos en España. El cigarrillo electrónico, más comúnmente conocido como vapeador, es un sistema electrónico inhalador diseñado para simular el consumo de tabaco, pero no quema ni utiliza hojas de tabaco, sino que vaporiza una solución que seguidamente inhala el usuario. Estos dispositivos de vapeo incluyen una batería para la activación del mecanismo, un atomizador que calienta el líquido y lo convierte en vapor, un depósito que contiene el líquido, y una boquilla para inhalar el aerosol. A diferencia del tabaco, el cigarrillo electrónico no produce una combustión, de forma que lo que las personas introducen en su cuerpo es vapor, que no contiene alquitrán ni otras sustancias cancerígenas. De esta forma, los cigarrillos electrónicos son el mejor método para acabar con la epidemia de tabaquismo.