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¿El trabajo remoto está disponible en LatAm?

Teletrabajo en LATAM

Durante 2020 y 2021 mucho se ha hablado sobre el teletrabajo. Indudablemente, ha sido uno de los temas álgidos desde que inició el periodo de confinamiento en diversos países a causa de la emergencia sanitaria relacionada con el COVID-19. Más que una opción, se volvió una necesidad para que empresas de diversos sectores pudiesen continuar con sus operaciones.

Sin embrago, la urgencia de trabajar desde casa ha planteado nuevas interrogantes acerca de la productividad de los trabajadores, el uso de las tecnologías, las regulaciones laborales y una larga lista de tópicos a considerar. Estos afectan tanto al empleado como a los contratantes. También —ensanchando el panorama— repercute en las economías en general y en el medio ambiente. 

El teletrabajo, desde su origen hasta nuestros días

El teletrabajo en su sentido más amplio es todo trabajo que se realiza lejos de una oficina o lugar destinado exclusivamente a su ejecución. Abarca tanto cumplir funciones para un empleador de forma remota, como los oficios autónomos y los emprendimientos propios que se llevan a cabo desde casa, al menos la mayor parte del tiempo. 

Cuando se trata de trabajo de oficina realizado desde otra ubicación, requiere del apoyo de las “TICs” o Tecnologías de la Comunicación e Información. Estas se refieren a los servicios de comunicaciones como internet y redes telefónicas, además de softwares y equipos que sirven de soporte a todo tipo de actividades remotas. Los adelantos de hoy permiten jugar casino en línea, o mantenerse conectado en tiempo real con familiares, amigos, jefes, colaboradores y clientes.

Sin embargo, el teletrabajo de oficina existe desde mucho antes de que internet llegara a los hogares. A mediados de la década de 1970 comenzó a realizarse vía telefónica. En aquel momento estuvo impulsado por los elevados costos del combustible (derivado del petróleo) a raíz de las guerras en el Medio Oriente. En las décadas siguientes esta modalidad fue mantenida por algunas empresas —de forma parcial— con miras a colaborar con las iniciativas verdes y la reducción de emisiones de CO2. 

Gracias a las facilidades de la web y a los celulares, es mucho más fácil hoy coordinar y realizar funciones de oficina lejos de los puestos de trabajo. Durante los últimos dos años la modalidad de trabajo a distancia permitió que miles de compañías pudiesen continuar en funcionamiento, así como que millones de oficinistas conservaran empleos pese a no poder optar por la presencialidad.

El caso de América Latina  

Para 2018, en América Latina no eran muchas las empresas que funcionaban con personal remoto. Brasil lideraba la región con 12 millones de habitantes con trabajo a distancia. Le seguían México, Argentina y Chile, con 2.6, 2 y 0.5 millones de teletrabajadores respectivamente (Blogs.iadb.org, 2020). Estas cifras representaban menos del 3% de las personas con empleos formales residentes en Latinoamérica. 

Las subsecuentes crisis económicas y energéticas en algunos países derivaron en que hubiese menos posibilidades de acceder a los medios tecnológicos necesarios para sostener el teletrabajo como una opción rentable. Aún durante la pandemia no todos tuvieron acceso al teletrabajo, por lo general restringido a profesionales con empleos de oficina estables y títulos de educación superior. 

Lo cierto es que, con las distintas medidas de confinamiento acaecidas en 2020, el porcentaje de asalariados remotos se elevó hasta situarse entre el 20 y el 30%. Durante ese año se estima que hubo 23 millones de trabajadores en esta condición. 

El director de la ONU para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, señaló recientemente que “La crisis causó una aceleración de tendencias en los mercados laborales, lo cual deja la sensación de que (…) el futuro del trabajo se estuviera manifestando antes de lo esperado” (UN.org, 2021). En su opinión, hay indicios acerca de que el trabajo a distancia valiéndose de las TICs seguirá incrementando sus números en Latinoamérica, aún tras el levantamiento de las restricciones de movilidad.

Consideraciones acerca del teletrabajo

Muchos análisis puntualizan que, tras el advenimiento del internet móvil, las redes 4G y 5G, los VPN y demás tecnologías de la comunicación, el teletrabajo era la consecuencia lógica que se iría afianzando con el paso de los años. La cuarentena no hizo más que acelerar un poco la transición. Rápidamente se irán sumando más empresas de todo el mundo en los años venideros.

Los beneficios son notorios para las partes involucradas. En el caso de las empresas existe un ahorro en mantenimiento de infraestructuras para oficinas y demás gastos operativos. Para los trabajadores supone, en muchos casos, mayor comodidad. Se ahorra tiempo de desplazamiento y dinero en medios de transporte. 

No obstante, hay cuestiones a las que los que gobiernos, empleadores y trabajadores, deben prestar atención. Con el fin de establecer pautas dentro de este modo de trabajar de cara al futuro. Entre las más relevantes:

  • Los horarios laborales, fáciles de vulnerar en condición de trabajo remoto.
  • Pago de horas extras, indemnizaciones y otras incidencias establecidas por las leyes.
  • Control de relaciones laborales no oficiales (trabajadores en negro).
  • Reconocimiento y progreso profesional de los trabajadores.

En cuanto a la productividad, no parece haber de qué preocuparse. Lejos de disminuirla, los estudios al respecto señalan que el rendimiento de quienes trabajan a distancia incrementa hasta en un 13%.

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