Para obtener una buena taza de té es fundamental controlar algunas variables como la temperatura del agua, el recipiente y el tiempo de infusión de la planta. Estas variables dependerán del tipo de té que se desea preparar, puesto que cada variedad tiene requerimientos específicos en cuanto a la forma de preparación.
Aunque es clave seleccionar un té de calidad si deseamos saborear una buena taza de té, los utensilios utilizados también son elementos muy importantes. De hecho, parte de la cultura y arte relacionado con esta bebida milenaria incluye la elección de las tazas de té más adecuadas, atendiendo a asuntos como tradición, diseño, materiales y versatilidad.
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Variables a considerar para tomar una buena taza de té
El primer paso, por supuesto, se trata de la selección de una variedad que sea de nuestro agrado y, además, tenga la calidad adecuada, ya que esto será determinante para conseguir una infusión con el olor, sabor y color adecuado. Después de tener en casa la variedad de té preferida, podemos proceder a atender al resto de los detalles del ritual del té.
Controlar la temperatura del agua
Siendo el agua el ingrediente principal después del té, debemos conocer los detalles del proceso. Par el té negro, la temperatura del agua debería estar entre los 85 y 90 grados centígrados, es decir, un poco por debajo del punto de ebullición. Cuando se trata de tés de variedades verdes, el agua nunca debe superar los 90º C. Con agua sobre el punto de ebullición, el té varía su sabor.
Tiempo de infusión
Este puede variar un poco según la especie de té que estemos preparando y su presentación. El té a granel debe ser preparado en una tetera especial y controlar el tiempo de infusión, que es de dos o tres minutos según la intensidad deseada. Pasado este tiempo, el sabor se volverá mucho más amargo y con notas desagradables para la mayoría de paladares.
Tipo de taza
Para degustar esta bebida como corresponde es preferible utilizar una taza de té fabricada en cerámica, porcelana blanca en su interior o una taza de cristal transparente. Esto permitirá visualizar los cambios en la tonalidad del agua y saber con mayor facilidad si el té ha llegado al punto en que nos gusta, sin que nada interfiera con su color y sabor.
¿Frío o caliente?
Aunque la cultura del té indica que su sabor característico se aprecia mejor en pequeños sorbos calientes, la realidad es que se trata de una bebida tan versátil que puede consumirse fría sin inconvenientes. Incluso, la adición de leche, limón, miel y algunos otros ingredientes se ha convertido en una forma popular de consumirlo en el mundo occidental.
Esperamos que esta información haya sido de gran utilidad para despejar algunas dudas relacionadas con el arte del té, una tradición milenaria que se mantiene más vigente que nunca en las nuevas generaciones y que, seguramente, persistirá con el paso de las décadas.